Un ‘anillo de diamantes’ formado por dos estrellas
Esta imagen muestra la nebulosa planetaria PN A66 33, más conocida por el nombre de Abell 33. Esta impresionante burbuja azul se ha creado durante el proceso de envejecimiento de una estrella, que ha ido soltando sus capas exteriores y que, casualmente, está alineada con una estrella que se encuentra en primer plano. El resultado es un parecido asombroso con un anillo de diamantes. Esta joya cósmica es inusualmente simétrica, por lo que en el cielo aparece con una perfecta forma circular.
La mayor parte de las estrellas con masas similares a la de nuestro Sol acaban sus vidas como enanas blancas, cuerpos pequeños, calientes y muy densos que se enfrían muy despacio a lo largo de miles de millones de años. En el camino hacia la fase final de sus vidas las estrellas lanzan al espacio sus atmósferas y crean nebulosas planetarias, nubes brillantes coloridas de gas que envuelven a las pequeñas y refulgentes reliquias estelares.
Abell 33 está situada a unos 2.500 años luz de la Tierra. Tener una forma casi perfectamente redonda es poco común en estos objetos, ya que normalmente algo perturba la simetría, haciendo que la nebulosa planetaria acabe adquiriendo formas irregulares.
La resplandeciente estrella situada en el borde de la nebulosa que corona este paisaje espectacular se llama HD 83535, se encuentra en primer plano, frente a la nebulosa, justo en el lugar adecuado para embellecer aún más la imagen.
En el interior de la nebulosa, visible como una diminuta perla blanca y ligeramente descentrada, vemos al remanente de la estrella progenitora de Abell 33 en el proceso de transformarse en una enana blanca. Aún brilla (es aún más luminosa que nuestro Sol) y emite la suficiente cantidad de radiación ultravioleta como para hacer que resplandezca la burbuja, la cual está compuesta de las capas de la estrella que han sido expulsadas al espacio.
Abell 33 es tan solo uno de los 86 objetos incluidos en el Catálogo Abell de Nebulosas Planetarias creado por George Abell en 1966. Abell también rastreó el cielo en busca de cúmulos de galaxias, recopilando el Catálogo Abell, con unos 4.000 cúmulos, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur del cielo.
Crédito: VLT / ESO